Humano, demasiado humano.
INTRODUCCIÓN
El conflicto en el hombre por encontrarse consigo mismo, saber quién es o por qué ha de luchar entre sus pasiones y sus fobias es una cuestión no latente en la actualidad, cuya culminación pocos podrán confesar que han conseguido. Ese largo viaje, en el que uno se ve complicado nada más nacer, exige preguntas a las que buscar silencio, enfocar una mirada atenta y sincera pero… hacia dónde. El siguiente verso del poeta uruguayo, Eduardo Galeano, nos abre camino hacia este complejo dilema: “porque es preciso perderse para volver a encontrarse”.
Encontrarse o encontrar nuestro verdadero Yo es pináculo de muchos individuos, filosofías y religiones. Algunos han tratado de buscarlo en la fe, en un ser todopoderoso, otros, sin embargo, en la ciencia y los misterios del universo. Pero para poder conseguirlo, quizás, debiéramos mirar hacia lo que tenemos más cerca: nuestro propio interior. Comenzar haciendo un humilde examen de conciencia, o mejor dicho, del inconsciente, como ya concluyera Freud, y preguntarnos de cuantos Yo estamos formados. Nuestro interior ha demostrado ser más rico y complejo de lo que solemos pensar, estando habitado por un hermoso abanico de diferentes identidades, cuyas facetas, ya sea cálida o fría, no deberían ser ignoradas, pues todas y cada una de ellas gozan de la misma importancia y se complementan; como las caras de un poliedro, cada una sostiene el peso de sus hermanas dando forma y unión a la figura.
Las nueve obras que completan esta vídeo instalación, intentan expresar, a través de su conjunto, esa belleza plural que da forma a nuestra compleja personalidad tan llena de claroscuros; y a la que debemos escuchar y dejar fluir como agua que va buscando su vacío. Vacío donde poder asentarse, latir y morir de la manera más humanamente posible. Pues como ya escribió Nietzsche una vez: “Humano, demasiado humano”.
José María Banús.
![]() |
---|
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |